
Y es que con álbumes como Minesweeper suite (
Tigerbeat6, 2002) hace un ejercicio de lucha contra contra el capitalismo y los excesos del mundo global, mediante el choque de culturas, mucho más violento y expeditivo que el típico popurri de pachanga de norte y sur, oriente y occidente. Con un pie en el breakcore ( ruido político de baja fidelidad) y otro en el hip hop; este bostoniano afincado en Barcelona desde hace unos años mezcla a tres platos con asombrosa velocidad y desarrolla una sesión donde la música del magreb convive con el gabber, y el reggae con el glitchcore; de Aaliyah a Rotator y de Eiterherd a Cul de Sac: extrema izquierda con más veneno que una viuda negra.
Su reciente Special gunpowder (
Tigerbeat6, 2005) recoge temas de producción propia no alcanza el nivel de su suite del dragaminas, excepto en algunos cortes como Leech Wisdom, Bonechip o Taqasim.
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